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miércoles, 25 de agosto de 2010

Malditos Bastardos

El otro día hablaba con un amigo sobre los diferentes niveles que tiene una película y como a menudo los espectadores nos quedamos con un solo punto de vista, mientras pasamos por encima miles de detalles que a priori parecen estúpidos. Malditos Bastardos de Quentin Tarantino puede servir de ejemplo.






Se me ocurrió la idea de analizar esta película mientras hablaba con mi primo. Es un poco más mayor que yo y siempre le he tenido por un hombre culto, nuestras conversaciones suelen ir más por la música y el cine que por las tías y sus curvas. Charlando sobre la última peli de QT me quedé a cuadros cuando dijo que se había aburrido y que Tarantino “se tenía que dejar de conversaciones para ir a lo suyo”.
Ojiplático perdido le pregunté… ¿Qué es lo suyo? Pues los tiros, respondió. Pues muy bien, dije.

Ahí está el primer nivel de un análisis. Mi primo acude a Tarantino por la violencia de sus películas. Válida, pero “Londres bien vale una misa”. "París bien vale una misa". Una segunda capa de la cebolla estaría precisamente en las conversaciones que rechaza mi primo: Estas suelen mostrarnos partes de la historia en las que “apenas ocurre nada” para a menudo, meter algo de cultura pop. Quizá en Malditos Bastardos sólo se aprecie este segundo nivel durante el juego de cartas de los oficiales, pero ahí tenemos el principio de Reservoir Dogs o las conversaciones entre Jules y Vincent de Pulp Fiction.

Una vez aclarados los dos primeros niveles, voy a por un tercero que creo distingue al propio Tarantino. El director de Texas es un maestro en las referencias intertextuales. Es decir, dentro de una buena película de Tarantino, también las tiene malas, ¡!!vaya telita Death Proof!!!, hay todo un universo que requiere un cierto nivel cinematográfico del espectador. Inglorious Bastards es mejor si hemos visto el cine bélico de los setenta, con Jackie Brown, el cine negro se antoja fundamental. Tarantino homenajea al celuloide dentro del propio celuloide. El ejemplo más claro está en Death Proof cuando en el móvil suena la melodía de Kill Bill.

Aclarados estos tres niveles voy a exponer un cuarto que convierte a Malditos Bastardos en una obra mayor. Aparte de ser un poco lenta, divertida y de tener todas estas capas, la última gamberrada es su reivindicación como película con el juego de acentos.

Tenemos a Hans Landa con su absoluto conocimiento de los idiomas pero también tenemos otros nazis más tradicionales. La famosa escena del bar recoge a todo un grupo de oficiales alemanes hablando en su lengua original, intentado recordar y trasgredir como en los viejos tiempos. Esta intertextualidad la reivindica como cinta y la pone al nivel de la Nouvelle Vague pues igual que este género, reivindica al cine como tal. Tarantino nos recuerda que lo que estamos viendo es una película y en ningún caso pretende dar sensación de mímesis.

Hollywood copia y pega

La industria más famosa del cine pretende reinventarse a sí misma haciendo remakes, más bien copiando a diestro y siniestro. Cualquier cosa es válida si se compran los derechos, o eso es lo que han debido pensar cerca de Los Ángeles. El último caso ha sido un Funeral de muerte, deliciosa comedia inglesa, doblada al inglés americano en esta nueva versión. Por supuesto, también Milenium a la americana. Vamos por partes que esto va para largo.


No recuerdo cuando empezaron los plagios revestidos. Quizá fue el cienciologo loco con su Vanilla Sky, aunque me da que viene de antes. En los últimos años Hollywood se parece más a un adolescente haciendo un trabajo de instituto, que a sí misma. El caso más infame es Funny Games, copiada plano a plano por el propio director, Hanake es mucho Haneke, fue su manera de protestar a pesar de embolsarse una buena pasta por ella. Otro caso que tiene enjundia es Brothers, dirigida por Jim Sheridan, copia hasta la vestimenta de ciertos personajes de la original, Brødre de Susanne Biers. A los magnates americanos se les olvido la reivindicación “dogma” de la peli danesa, pero claro esto podía dejar hecho un lío al espectador lo que influiría en la taquilla.

Hasta ahora, el remake era una visión revitalizada de una obra concreta, y normalmente realizada muchos años después con la perspectiva que da el tiempo. Ahí tenemos Scarface o Primera Plana, superiores a las originales. A día de hoy este término se refiere a un producto para sacar más pasta y así, seguir cop(i)ando el mercado.

Es curioso que en una Liga donde juegan genios contemporáneos como Quentin Tarantino o los Hermanos Coen, sea capaz de permitir estos copipasteos tan exagerados. Por cierto, estos últimos, los hermanos no los copipasteos, preparan un Remake a la antigua de la simpática El Valor de la Ley, protagonizada por John Wayne y Glen Campbell. Veremos que tal les sale esta segunda incursión en el oeste, tras la notable No Country for Old Men.

Jason Reitman y el nuevo cine “Indi” americano

No voy a cagarme en todo el cine independiente americano, aunque debería. En primer lugar, porque no lo he visto todo y en segundo porque está feo. Ahora bien, en lo que promete ser un batiburrillo de líneas acerca de las nuevas corrientes americanas, voy a hablar del fulano que más éxito de taquilla y crítica ha tenido hasta ahora, Jason Reitman.

 
El niño bonito de los modernos norteamericanos tiene ya 33 añazos y es hijo de Ivan Reitman, autor de una de las piezas más frikis de los ochenta, Los Cazafantasmas. Película que por otra parte adoro su tininininin.. tirinininin es mítico. Aunque Reitman jr presuma de vivir al margen de la crítica, algo se le ha quedado de su padre. Por lo menos los Ghostbusters entretenían con estilo, o quizá yo era pequeño.
Gracias por fumar, Juno y Up in the air pecan de un infantilismo y un pasteleo de aupa que se hace acentúa cerca del final, siempre para acabar bien la historia. De hecho, los tres films empiezan de forma alocada y “original”, (a estas comillas les pongo comillas), la rapidez le viene un poco de Guy Ritchie para reafirmar el American Way of Life.

Up in The Air empieza con una propuesta interesante, un hombre cuyo curre consiste en despedir a gente por encargo de otras empresas. La idea es brillante y la crítica al capitalismo sería feroz si no fuera porque acaba añorando a la familia y a los valores tradicionales, como si no importase quedarse sin trabajo en medio de esta crisis (recuerden, la más importante desde la del 29, ahí es nada). La cinta tiene un tono más serio que las anteriores y sus toques de comedia permiten que el espectador pueda tomarse en serio a George Clooney (Haré una próxima entrada hablando del señor Ocean).
A la media hora la pieza comienza a desgastarse y a perder fuerza. Así las cosas, acabas por verle el truco a lo que parecía novedoso y fresquito. No sé cómo pudieron justificar los andobas de Hollywood las seis nominaciones, claro que competía Avatar.

De sus tres cintas se pueden destacar varias cosas: Es un buen director de actores y su cine es indi comercial para indis comerciales o comerciales sin muchas ganas de que le toquen las bases hollywoodienses. Este tipo no ha visto a los de la Nouvelle vague.

El último Héore (Gran)

Burce Willis es un crack. Podría terminar esta entrada así y quedarme tan ancho. Es uno de esos héroes eternos que nunca morirá mientras la taquilla siga pagando por verle. Además, el bueno de Bruce lleva más de 20 años interpretando a un tipo de cuarenta y pocos, eso es talento y lo demás tonterías.

Me gustan Bruce y Ramón Langa que es el tipo que lo dobla. Me gusta que sea John Mclaine en todas y cada una de sus películas por mucho que se llame El Sexto Sentido y haga de psicólogo o sea Buch y lo dirija Tarantino. Me gusta su manera de aporrear a los malos y su camiseta interior llena de sangre antes de empezar a pelear. Caso aparte son sus pantalones (que son una mezcla entre pana y vaqueros llenos de roña). Me gustan sus entradas y su calvaza reluciente tanto como su mirada que siempre anda sosprechando.
Seguramente le tendrá mucho que agradecer a Robert Rodríguez quién le recuperó para la gran pantalla con Sin City cuando más flojeaba su carrera. Quizá estaba más tierno de lo habitual, pero claro al lado estaban auténticos machos con superpoderes como Mickey Rourke o Clive Owen. Para el recuerdo: “La chica vive y el viejo muere, lo veo justo”.

Ahora prepara proyectos de medio pelo a mares y de vez en cuando le veo en alguna marquesina con su cara de soy Bruce, fumo ducados y vengo a salvar el mundo. Me alegra verle empuñar una pistola y acabar a tiros con los malos. En la cuarta parte de La Jungla, era lo mejor de la cinta.

Sin embargo, estoy descontento con uno de sus últimos proyectos: The Expendables. La dirige esa mente talentosa que es Stallone y comparte cartel con Dolph Lundgren, Chuahce y el propio Rocky. El señor Willis está un escalón por encima en cuanto a talento se refiere y un par de ellos por detrás en cuanto a músculos. No le hace falta, siempre lo ha resuelto a hostias y tiros.

Bienvenidos!!

Buenas noches noches a todos, todos! Soy el-autor-de-este-blog y os doy la bienvenida a todos aquellos cinéfalos que queráis compartir conmigo vuestra experiencia cinematográfica. Espero que nos lo pasemos muy bien y que me llevéis la contraría y podamos hablar y discutir mucho mucho mucho sobre el séptimo arte...

Recordad que los críticos ponemos nuestra postura por encima de la obra...

Anton ego, Ratatouille