Buscar este blog

jueves, 22 de septiembre de 2011

El árbol de Malick

Hay películas que crecen en el recuerdo y cintas que se pierden en la memoria. Hay rollos de celuloide pretenciosos que emocionan buscando hacerlo y hay otros relatos más sinceros que no caen en sentimentalidades ni niñerías. El árbol de la vida es una eyaculación entre un relato con pretensiones y una reflexión honesta sobre la religión y el catolicismo.

(spoilers)

Malick pretende hacer una reflexión a dos bandas acerca de la creación. Dos caminos, uno, el más creyente y recalcitrante, y el otro, el más científico y dinosáurico (de hecho, salen dos dinosaurios en los primeros veinte minutos de la cinta). Sin embargo, y después de que Sean Penn se pegue unas cuantas vueltas deprimido alrededor de un edificio, la cosa empieza a tomar empaque.


El director te lleva a la mirada infantil del hermano mayor (de una familia) que recuerda los métodos estrictos de su padre y el día a día de una familia regida por una educación hermética, endogámica y severa. Es ahí, dónde la narración cobra sentido y el autor de Malas tierras se centra y deja florecer su talento.

Y si bien, el director de la Delgada línea roja destaca describiendo a esa familia, es el padre, (Brad Pitt), quién lleva todo el peso del relato y con bastante éxito. El que fuera ‘Aldo, el apache’ en Malditos Bastardos ofrece una de las mejores interpretaciones de su carrera.

Bastante bueno con los acentos, Pitt sorprende por su trabajo corporal. Embrutecido, severo y amargado, destaca en una cinta que no quiere ser una película de actores. Su duelo con el chico, (Hunter McCracken), que interpreta al hijo mayor, es apasionante.

Padre e hijo son lo mejor de un relato con demasiadas pretensiones, lleno de calidad a la hora de describir el mundo infantil en un universo regido por el catolicismo y un dios (el cabeza de familia) que mantiene el control a su libre albedrío. Una pena, podría haber sido mejor sin tanto lago, universo y dinosaurio de por medio…

No hay comentarios:

Publicar un comentario